lunes, 9 de agosto de 2021

PERSEVERANDO FRENTE A LA ADVERSIDAD (HEBREOS 4:14-16)

PERSEVERANDO FRENTE A LA ADVERSIDAD

Hebreos 4:14-16 (RVR)

14 Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión.

15 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.

16 Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

Hebrews 4:14-16 (NKJV)

14 Seeing then that we have a great High Priest who has passed through the heavens, Jesus the Son of God, let us hold fast our confession.

15 For we do not have a High Priest who cannot sympathize with our weaknesses, but was in all points tempted as we are, yet without sin.

16 Let us therefore come boldly to the throne of grace, that we may obtain mercy and find grace to help in time of need.

INTRODUCCIÓN

La Epístola a los Hebreos fue escrita para fortalecer la fe una iglesia bajo gran persecución, de manera física e intelectual. Resalta de manera especial sus declaraciones sobre la superioridad de Cristo sobre cualquier otra persona o idea en la historia de la humanidad. Además nos ofrece severas advertencias sobre el destino de aquellos que renuncian a su fe como un medio para superar los ataques del enemigo. En medio de un mundo cada vez más hostil al evangelio, esta Palabra nos trae consuelo y fortaleza para enfrentarlo cada día.

ESTUDIO

Un gran sumo sacerdote

Por medio de esta declaración, el autor nos introduce en uno de los principales y más característicos planteamientos de la Epístola a los Hebreos: Jesús es el sumo sacerdote perfecto. Como sacerdote su misión es enseñar al hombre Las Escrituras e introducirlo en la presencia de Dios. Este Sumo Sacerdote tiene que conocer perfecta y simultáneamente tanto a Dios como al hombre. Esta es la misión de Jesús que esta epístola nos presenta magistalmente.

Traspasó los cielos

En el Nuevo Testamento encontramos diversos sentidos para la palabra cielo. Uno es el cielo del aire, de las nubes y de las estrellas, lo que podríamos llamar el firmamento. Otro es el de la presencia de Dios, el Tercer Cielo al que Pablo fue admitido según lo expresado en la segunda epístola a los corintios (2 Corintios 12:2). Por lo que esta expresión puede referirse a los cielos de las nubes y de las estrellas, y puede referirse al Cielo de la presencia de Dios.

Para nosotros, esto implica que Jesús ha pasado a través de todos los cielos que pueda haber, y está en la misma presencia de Dios. Tal y como se expresa en el segundo libro de las Crónicas, Jesús es tan grande, tan majestuoso, tan poderoso, que hasta el Cielo es demasiado pequeño para Él (2 Crónicas 6:18). Nadie ha presentado la sublime grandeza de Jesús como el autor de Hebreos. Nos deja claro por medio de estas declaraciones que Jesús es superior a cualquier otra figura de la historia humana.

Retengamos nuestra profesión

De manera que si Jesús es el Sumo Sacerdote perfecto, que puede restaurar definitivamente nuestra relación con Dios, rota por causa del pecado, y además es completamente Dios, en todos sus atributos de grandeza y poder, no hay ninguna razón para que abandonemos nuestra fe en Cristo. La comunidad cristiana a la que está dirigida esta carta estaba enfrentando una terrible persecución que incluía mucho sufrimiento, insultos, prisiones y embargos, por lo que el autor los anima a retener su fe en la adversidad (Hebreos 10:32-34).

Se compadece de nuestras debilidades

Jesús recibió del Padre el don de la simpatía. Esto es algo a lo que debemos prestar atención. La idea cristiana de Dios como un Padre amoroso forma parte de nuestra manera habitual de ver a Dios, pero en la época que se escribió esta epístola era totalmente nueva. Los judíos y los griegos tenían la idea de un Dios que era totalmente diferente, insensible y desconectado de los seres humanos, mientras que el Evangelio presenta a un Dios que sufrió voluntariamente todas las experiencias humanas (Filipenses 2:8).

El Cristianismo describe a Dios, no solamente implicado, sino identificado con el sufrimiento del mundo. Para el mundo del Nuevo Testamento estas ideas trajeron una revolución en lo referente a la relación de Dios con la humanidad. Las naciones comprendían a Dios como inasequible, y ahora descubrían a un Dios que compartía y asumía el sufrimiento humano. De manera similar hoy en día, esta identificación de Dios con el hombre por medio de la persona de Jesús, resulta incomprensible (1 Corintios 1:21).

Fue tentado en todo

Jesús pasó absolutamente todo lo que un hombre tiene que pasar, y es como nosotros en todo, excepto que superó todas las pruebas sin contaminarse de pecado. El hecho de que Jesús pasó por este mundo sin pecado quiere decir que Él conoció profundidades, tensiones y asaltos de la tentación que nosotros no conoceremos nunca. Lejos de ser Su batalla más fácil, fue incalculablemente más difícil. Nosotros sucumbimos a la tentación mucho antes de que el tentador haya agotados todos sus recursos (1 Tesalonicenses 3:5).

Sin pecado

No conocemos nunca lo más feroz de la tentación porque nos rendimos mucho antes de llegar a ese punto. Pero Jesús fue tentado con mucha más fuerza, porque en su caso el tentador empleó absolutamente todo su malvado ingenio y fuerza en el asalto. Sucede de manera similar con el dolor físico, hay un grado de dolor que un ser humano puede soportar, y cuando se pasa de ese grado se pierde el conocimiento, de modo que hay agonías de dolor que no se experimentan nunca (Daniel 10:16).

Respecto de la tentación, ocurre algo similar al dolor, nos rendimos ante ella al llegar a un cierto punto, pero Jesús llegó a nuestro límite, y mucho más adelante, y no sucumbió. Es verdad que fue tentado en todos los sentidos como nosotros, pero también es verdad que ninguno de nosotros será tentado hasta el punto que lo fue Jesús. Sin haber conocido el pecado, decidió experimentar todo el precio del pecado en la cruz del calvario por nosotros, para presentarnos justos ante el Padre (2 Corintios 5:21).

Acerquémonos confiadamente

Muchas veces tenemos ciertas reservas para abrir nuestro corazón y expresar nuestros más íntimos conflictos y luchas, y es perfectamente natural, no sabemos si nuestro interlocutor tenga la capacidad de comprender lo difícil de nuestra situación y mantener en total reserva nuestros comentarios. La Palabra que estamos estudiando nos muestra que podemos llevar nuestras cargar a Jesús con total libertad, debido a que es perfectamente capaz de comprender y apoyarnos en todas las circunstancias de la vida (Mateo 11:28).

Trono de la gracia

La Gracias es un favor inmerecido que recibimos de parte de Dios, es decir que no es algo que podamos ganar con nuestras obras piadosas. Es un don que Dios otorga de forma unilateral. La Escritura nos muestra en esta porción que Dios se ha revelado por medio de la persona de Jesucristo en una posición de autoridad para impartir Su Gracia a los hombres. Teniendo el derecho y el poder de actuar con juicio sobre nuestras ofensas, ha decidido mostrarse benevolente (Juan 1:17).

Alcanzar misericordia

A pesar de nuestros recurrentes delitos y pecados, Nuestro Perfecto Sumo Sacerdote, decide mostrar misericordia a sus hijos. En medio de nuestra decadencia moral y espiritual ha decido otorgarnos la dignidad de ser representantes de Su Reino. Busquemos incansablemente su rostro, cada día, presentándonos arrepentidos para recibir Su Divino Perdón. Aun en medio de la tentación que nos exige abandonar nuestra fe en Cristo, mantengámonos firmes y peleemos la buena batalla de la fe (1 Timoteo 6:12).

Oportuno socorro

El mundo, el enemigo y nuestra propia carne, constantemente en guerra con nuestro espíritu, utilizaran la duda y el temor para llevarnos a renunciar de nuestra fe en Cristo. Pero Dios es fiel para fortalecernos tanto como sea necesario para superar sus ataques. Clamemos de manera incesante, y cuando estemos bajo fuego clamemos aún más, para que el poder de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo se manifieste y nos otorgue una salida en el momento oportuno (1 Corintios 10:13).

CONCLUSIÓN

Jesús es el Sumo sacerdote perfecto porque es perfectamente Dios y perfectamente hombre. Porque ha vivido nuestra vida puede darnos simpatía, misericordia y poder. Él trajo a Dios a los hombres, y puede llevar a los hombres a Dios. Cuanto más se acerca la venida de Nuestro Señor, los ataques en contra del cristianismo serán más frecuentes, más crueles, más dolosos. Sin embargo podemos tomarnos firmemente de las promesas de tenemos en La Escritura para mantenernos firmes y seguir adelante en la obra del Señor.

ORACIÓN

Santo Señor, gracias por Su Palabra, porque en ella podemos encontrar aliento para seguir adelante en este camino, a pesar de toda la adversidad que podamos enfrentar. Sabemos que en este tiempo final de la historia, los ataques en contra del cristianismo serán más brutales, pero Usted más poderoso que cualquier ataque, denos la fortaleza para continuar en esta carrera hasta el final, y llegar a la meta, para recibir el supremo galardón, la corona de justicia, que usted tiene preparada para todos aquellos que perseveran. En nombre de Su Hijo Amado, Cristo Jesús, Amén.

LA DECISIÓN MÁS IMPORTANTE DE SU VIDA

Dios le ama, y entregó a su hijo Jesucristo en rescate por usted (Juan 3:16), a pesar que todos los seres humanos somos pecadores, y esto nos condena a la muerte eterna (Romanos 3:23). La consecuencia del pecado es la muerte, pero Dios le ofrece un regalo, la salvación por medio de Jesús (Romanos 6:23). Usted puede ser un hijo de Dios, recibiendo a Jesús como su Salvador, creyendo que murió por nuestros pecados (Juan 1:12), la forma de hacer esto, es confesar nuestros pecados a Él en oración. Él es fiel y justo, y le perdonará (1 Juan 1:9). No espere más, él está tocando la puerta de su corazón en este momento, para iniciar una relación personal con usted, que cambiará su eternidad (Apocalipsis 3:20) Reciba a Cristo como su Salvador hoy.