lunes, 22 de febrero de 2021

PROFETIZA, HIJO DE HOMBRE - SEGUNDA PARTE (EZEQUIEL 37:1-14)

PROFETIZA, HIJO DE HOMBRE - SEGUNDA PARTE (EZEQUIEL 37:1-14)

Y me dijo: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al espíritu: Así ha dicho Jehová el Señor: Espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos, y vivirán. Ezequiel 37:9 RVR

Also He said to me, “Prophesy to the breath, prophesy, son of man, and say to the breath, ‘Thus says the Lord God: “Come from the four winds, O breath, and breathe on these slain, that they may live.” ’ ” Ezekiel 37:9 (NKJV)

INTRODUCCIÓN

Las naciones y los individuos pueden experimentar tiempos de gran aflicción, debido a los conflictos armados, las pandemias y las crisis financieras. Cuando estas dificultades se prolongan por mucho tiempo, también pueden experimentarse efectos en la salud emocional y espiritual. En La Escritura se utiliza la frase “nuestros huesos se secaron” para referirse a tiempos como este, donde puede perderse la esperanza de salir adelante. La nación de Israel, mientras estuvo en el exilio, pasó por esa experiencia, y Dios les envió profetas como Ezequiel para devolverles la esperanza. Recorramos La Biblia para encontrar como Dios ha apoyado a su pueblo escogido en el pasado, y como puede de la misma manera restaurarnos a nosotros y nuestra nación.

ESTUDIO

Le animamos en el amor del Señor a leer la primera parte de este estudio sobre la soberana actuación de nuestro Dios frente a la adversidad.

9 Y me dijo: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al espíritu: Así ha dicho Jehová el Señor: Espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos, y vivirán.

Llego el momento decisivo en esta profecía de Ezequiel. Hasta este momento Dios ha respaldado Su Palabra paso a paso, pero aún no se ha llegado al final del proceso. Dios prometió poner espíritu en esos huesos secos y que vivirían. El profeta recibe luz verde, autorización de parte del Señor Dios Todopoderoso, para hacer una declaración de suprema autoridad: “di al espíritu”. Cuando Dios ha comenzado a obrar, podemos enfrentar un momento de gran incertidumbre, cuando está justo por completarse el milagro que Dios ha dispuesto, y quizá tengamos que dar un paso de fe que nunca antes nos imaginamos dar. La frase “ven de los cuatro vientos” indica una manifestación gloriosa de Dios, como un viento recio desde todas las direcciones (Hechos 2:2).

10 Y profeticé como me había mandado, y entró espíritu en ellos, y vivieron, y estuvieron sobre sus pies; un ejército grande en extremo.

Cuando aclara el profeta: “como me había mandado” renuncia a toda vanagloria humana, enfatizando su posición de siervo, dando toda la gloria a Nuestro Señor por el milagro que estaba ocurriendo frente a sus ojos. De la misma manera cada uno de nosotros debemos cuidar de renunciar a todo pensamiento de jactancia cuando Dios se manifiesta poderosamente, siempre será Su Soberana Autoridad la que obre. Resalta en este momento la forma en que el profeta describe a la multitud que se está levantando: “un ejército grande en extremo”, de donde solo había muerte y destrucción Dios puede levantar un ejército poderoso. La obra sigue siendo suya, por tanto Él mismo levantará a los hombres y mujeres necesarios para darle cumplimiento.

11 Me dijo luego: Hijo de hombre, todos estos huesos son la casa de Israel. He aquí, ellos dicen: Nuestros huesos se secaron, y pereció nuestra esperanza, y somos del todo destruidos.

Siguiendo el principio de interpretación bíblica: la Biblia se interpreta a sí misma, Dios nos explica con claridad quien era ese “ejercito grande en extremo” que estaba levantando, la misma nación de Israel que había sufrido el cruel maltrato de la invasión y deportación debido a su pecado. Es una maravillosa promesa de restauración para la nación de Israel, de una manera tan notable, como la marcha de un poderoso ejército. La frase “nuestros huesos se secaron” denota la gran aflicción en el corazón del pueblo, al punto de perder toda esperanza de regresar a su nación y temer la completa desaparición de su linaje. Nuevamente nos recuerda esta porción que a pesar de lo desolador del panorama, Dios aún tiene la última palabra.

12 Por tanto, profetiza, y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo abro vuestros sepulcros, pueblo mío, y os haré subir de vuestras sepulturas, y os traeré a la tierra de Israel.

Nuevamente el Señor anima a su pueblo, con palabras que enfatizan su poder para hacer grandes maravillas y prodigios. Cuando los Israelitas percibían a su nación totalmente destruida, como si fueran ya todos muertos, enterrados y sin esperanza, Dios les revela que tiene poder para abrir incluso sus sepulcros y levantarnos nuevamente entre las naciones. De la misma manera, los creyentes podemos tomar aliento y seguir luchando para resplandecer en medio de un mundo cada vez más secularizado y hostil en contra del evangelio. Podrá parecer en ciertas ocasiones que los ataques en contra de las verdades del cristianismo cautivan a las multitudes, pero es más fuerte el que está con nosotros que el que está en el mundo (1 Juan 4:4).

13 Y sabréis que yo soy Jehová, cuando abra vuestros sepulcros, y os saque de vuestras sepulturas, pueblo mío.

Una y otra vez, Dios refuerza Sus Palabras para expresarnos la certeza de su cumplimiento, sabe bien que nuestro corazón desfallece con mucha facilidad frente a una gran adversidad. Por lo que debemos practicar las disciplinas espirituales que nos ayuden a mantener Su Palabra en nuestras mentes y en nuestros corazones, de manera que podamos recurrir a sus promesas durante un tiempo de gran incertidumbre. El Señor Jesucristo se reveló a nosotros como nuestra “firme ancla del alma” de manera que en medio de gran aflicción y desánimo podamos asirnos firmemente de Él y superar esos tiempos de oscuridad y hostilidad (Hebreos 6:19). Sigamos peleando la buena batalla de la fe con la confianza en el Rey de Reyes y Señor de Señores.

14 Y pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis, y os haré reposar sobre vuestra tierra; y sabréis que yo Jehová hablé, y lo hice, dice Jehová.

Finalizando magistralmente esta porción de La Escritura, viene una promesa muy especial de parte de Dios para cada uno de nosotros. En la época del Antiguo Testamento el Espíritu Santo venía temporalmente sobre algunas personas, pero ahora, en el tiempo de la gracia, Su Espíritu Santo viene a cada uno de sus hijos y reside de forma permanente en ellos, nos capacita para servir en su obra por medio de dones que expresan su dominio sobre todo lo creado. De esta manera podemos vivir y descansar en Su Soberana Voluntad cada día, de forma similar al reposo que experimentó el pueblo de Israel cuando entró en la tierra prometida después de vagar por el desierto durante cuarenta años.

CONCLUSIÓN

La Escritura nos muestra en esta porción el poder de Dios obrando para restaurar una nación que ha sido arrasada debido a su constante rebeldía. Iniciando con una revelación sobre la actual situación espiritual y emocional de la nación exiliada en Babilonia, Nuestro Señor le revela al profeta Ezequiel que puede tomar su actual situación, deplorable en gran manera, y levantar un gran ejército para su gloria y honra. De la misma manera, Nuestro Señor y Salvador Jesucristo, puede actuar en la vida de cada uno de nosotros y nuestra nación, para restaurarnos y llevarnos a nuevas alturas. Gracias a la poderosa mano de Nuestro Dios podemos superar el miedo y reposar en Sus Promesas.

ORACIÓN

Santo Señor, gracias por Su Palabra, por las preciosas enseñanzas que usted ha dejado para nosotros en este maravilloso libro. Le suplicó Señor ponga un revelación poderosa en mi mente y mi corazón respecto de Su Voluntad para mi vida. Durante un tiempo prolongado he sido presa del miedo y la angustia, pido me ayude a superar esta situación, sople Su Espíritu como un viento recio sobre mi vida. Lléneme de fortaleza y valor para seguir adelante cada día. Úseme para llevar una palabra de esperanza para todos los que han sufrido un enfriamiento en su relación con usted, impáctenos con el fuego de Su Espíritu, infunda vida nuevamente a nuestros huesos secos. En Cristo Jesús. Amén.

LA DECISIÓN MÁS IMPORTANTE DE SU VIDA

Dios le ama, y entregó a su hijo Jesucristo en rescate por usted (Juan 3:16), a pesar que todos los seres humanos somos pecadores, y esto nos condena a la muerte eterna (Romanos 3:23). La consecuencia del pecado es la muerte, pero Dios le ofrece un regalo, la salvación por medio de Jesús (Romanos 6:23). Usted puede ser un hijo de Dios, recibiendo a Jesús como su Salvador, creyendo que murió por nuestros pecados (Juan 1:12), la forma de hacer esto, es confesar nuestros pecados a Él en oración. Él es fiel y justo, y le perdonará (1 Juan 1:9). No espere más, él está tocando la puerta de su corazón en este momento, para iniciar una relación personal con usted, que cambiará su eternidad (Apocalipsis 3:20) Reciba a Cristo como su Salvador hoy.