sábado, 2 de enero de 2021

PROFETIZA, HIJO DE HOMBRE (EZEQUIEL 37:1-14)

PROFETIZA, HIJO DE HOMBRE (EZEQUIEL 37:1-14)



Y me dijo: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al espíritu: Así ha dicho Jehová el Señor: Espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos, y vivirán.
Ezequiel 37:9 (RVR)

Also He said to me, “Prophesy to the breath, prophesy, son of man, and say to the breath, ‘Thus says the Lord God: “Come from the four winds, O breath, and breathe on these slain, that they may live.” ’ ”
Ezekiel 37:9 (NKJV)

INTRODUCCIÓN

Las naciones y los individuos pueden experimentar tiempos de gran aflicción, debido a los conflictos armados, las pandemias y las crisis financieras. Cuando estas dificultades se prolongan por mucho tiempo, también pueden experimentarse efectos en la salud emocional y espiritual. En La Escritura se utiliza la frase “nuestros huesos se secaron” para referirse a tiempos como este, donde puede perderse la esperanza de salir adelante. La nación de Israel, mientras estuvo en el exilio, paso por esa experiencia, y Dios les envió profetas como Ezequiel para devolverles la esperanza. Recorramos La Biblia para encontrar como Dios ha apoyado a su pueblo escogido en el pasado, y como puede de la misma manera restaurarnos a nosotros y nuestra nación.

ESTUDIO

1 La mano de Jehová vino sobre mí, y me llevó en el Espíritu de Jehová, y me puso en medio de un valle que estaba lleno de huesos.

No tenemos plena certeza del lugar donde el Espíritu de Jehová llevó al profeta, pero es posible que sea un valle cercano a Jerusalén. Jehová decidió llevarlo a un lugar específico, quizá él mismo no podía recordar tan claramente ese lugar, pero seguramente los que escucharan su relato serían afectados profundamente cuando percibieran que se trataba de un lugar en la tierra de Israel, su añorada nación, de la que habían sido cruelmente deportados. Las épocas y lugares donde hemos pasado pruebas difíciles pueden evocar sentimientos muy intensos en nuestro interior, pueden ser recuerdos cargados de dolor, pero La Palabra nos enseña que Nuestro Señor puede transformar nuestro llanto en gozo (Jeremías 31:13).

2 Y me hizo pasar cerca de ellos por todo en derredor; y he aquí que eran muchísimos sobre la faz del campo, y por cierto secos en gran manera.

La visión también causo gran impacto en el profeta. Jehová decidió que el profeta percibiera muchos detalles relevantes. Identificó que se trataba de huesos humanos y que el valle estaba lleno de ellos, seguramente que la gran cantidad de huesos impresionó al profeta. Dios mismo le confirmaría al profeta que esos huesos eran la nación de Israel, destruida por su reiterada rebeldía. Tenía que notar cada detalle, de modo que paso cerca de aquel desolador espectáculo, notó que estaban secos, habían muerto desde hace mucho tiempo. Ciertas circunstancias pueden causar un efecto devastador en nosotros, podemos sentir que todo está perdido. Pero Nuestro Señor sigue en su trono y puede transformar el caos en esperanza (Hechos 7:49).

3 Y me dijo: Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos? Y dije: Señor Jehová, tú lo sabes.

Jehová estimula la mente del profeta por medio de una pregunta, dada la evidencia que le ha presentado, permite que exprese por medio de sus palabras sus conclusiones al respecto. De la misma manera cada uno de nosotros, cuando pasemos por las aguas, debemos prestar atención a las preguntas reflexivas que Dios pone en nuestra mente para producir una respuesta conforme a su voluntad (Salmos 139:23). La pregunta del Señor ataca justamente la conclusión humana de la evidencia, donde todo está lleno de muerte, Jehová pregunta si puede haber vida, desafiando el razonamiento natural (1 Corintios 2:9). De la misma manera que lo hizo el profeta, también nosotros debemos entregar a Dios la última palabra en todas las circunstancias.

4 Me dijo entonces: Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos secos, oíd palabra de Jehová.

De esta manera inicia una misión para el profeta. Dios ha decidido actuar con poder sobre esos huesos secos, y declara una poderosa palabra para ellos. Para la mente humana, el encargo de Dios puede parecer una locura, predicarle a alguien para quien parece que ya no hay esperanza. Estamos tentados a considerar que ese servicio a Dios será un desperdicio, que vamos a malgastar nuestro tiempo, energías y recursos, pero Sus Pensamientos no son nuestros pensamientos (Isaías 55:8). El profeta demostró tener suficiente fe para ser utilizado por Dios una vez más, también nosotros dispongamos nuestra vida para servir a Dios, olvidando cualquier barrera mental construida por nosotros mismos y abandonémonos a la soberana voluntad del Señor.

5 Así ha dicho Jehová el Señor a estos huesos: He aquí, yo hago entrar espíritu en vosotros, y viviréis.

Dios revela al profeta una visión del resultado final del milagro que estaba a punto efectuar frente a sus ojos. Le explica que la manera en que planea llevar a la vida los huesos secos era haciendo entrar espíritu en ellos. De esta manera, aunque el proceso tenga varias etapas, el profeta puede seguir adelante con un objetivo en mente. De la misma manera, nosotros podemos clamar al Señor para que nos entregue una visión final del trabajo que desea hacer por medio de nuestro servicio, de modo que tengamos un derrotero, un destino final al que nos dirigimos, y no caigamos presa del desánimo o la desilusión. Retengamos en nuestro corazón la maravillosas promesas de Dios y vivamos por ellas (Proverbios 4:4).

6 Y pondré tendones sobre vosotros, y haré subir sobre vosotros carne, y os cubriré de piel, y pondré en vosotros espíritu, y viviréis; y sabréis que yo soy Jehová.

Dios le explica al profeta de manera más detallada cual será el proceso que seguirá para completar el milagro. Esta serie de hitos sirven para confirmar paso a paso el cumplimiento de la promesa final que Dios ha dispuesto. De modo que con cada logro alcanzado, la fe del profeta sea fortalecida. De la misma manera, nosotros podemos pedir al Señor que aumente nuestra fe permitiéndonos apreciar paso a paso el trabajo que está haciendo con nuestro servicio, de modo que nos gocemos con cada logro alcanzado. Todo esto sirve para darnos una y otra vez oportunidades para glorificar Su Nombre, a través de cada etapa del proceso por el que nos está llevando. No olvidemos darle la honra a Nuestro Señor con cada resultado (Salmos 103:2).

7 Profeticé, pues, como me fue mandado; y hubo un ruido mientras yo profetizaba, y he aquí un temblor; y los huesos se juntaron cada hueso con su hueso.

Un elemento crucial para que el profeta pudiera contemplar el resultado glorioso de La Palabra dada por el Señor fue la obediencia. A pesar que pudiera haber experimentado inicialmente dudas al respecto, Ezequiel conocía a un Dios poderoso, capaz de hacer maravillas y cumplió con la orden que había recibido. El Señor confirmó la palabra dada al profeta con fenómenos portentosos, ruido y temblor. Tomó Dios la situación deplorable en la que estaban los huesos secos y dispersos, y a partir de ellos comenzó a obrar. De la misma manera, permitamos a Dios actuar por medio de nuestro servicio, así podemos ser testigos de un milagro portentoso a partir de la situación misma que estamos observando (Job 36:5).

8 Y miré, y he aquí tendones sobre ellos, y la carne subió, y la piel cubrió por encima de ellos; pero no había en ellos espíritu.

Paso a paso el Señor permite al profeta observar el cumplimiento de la profecía que ha declarado. Este cumplimiento paso a paso, permite fortalecer la fe del profeta y prepararlo para las siguientes acciones dispuestas en el plan divino. Es importante que renunciemos a nuestra sabiduría humana y permitamos que sean la voluntad de Nuestro Señor la que se imponga (Proverbios 21:31). La reflexión al final del versículo, en que dice: “pero no había en ellos espíritu” es valiosa, debido a que ya es posible apreciar la acción divina pero aún no se ha alcanzado el resultado final que Dios declaró al principio. De la misma manera nosotros debemos seguir clamando a Dios, luego de cada logro, para ser testigos del cumplimiento final de sus promesas.

Le animamos en el amor de Cristo a continuar con la lectura de la segunda parte de este devocional. Dios tiene en Su Palabra un poderoso mensaje para usted.

CONCLUSIÓN

La Escritura nos muestra en esta porción el poder de Dios obrando para restaurar una nación que ha sido arrasada debido a su constante rebeldía. Iniciando con una revelación sobre la actual situación espiritual y emocional de la nación exiliada en Babilonia, Nuestro Señor le revela al profeta Ezequiel que puede tomar su actual situación, deplorable en gran manera, y levantar un gran ejército para su gloria y honra. De la misma manera, Nuestro Señor y Salvador Jesucristo, puede actuar en la vida de cada uno de nosotros y nuestra nación, para restaurarnos y llevarnos a nuevas alturas. Gracias a la poderosa mano de Nuestro Dios podemos superar el miedo y reposar en Sus Promesas.

ORACIÓN

Santo Señor, gracias por Su Palabra, por las preciosas enseñanzas que usted ha dejado para nosotros en este maravilloso libro. Le suplicó Señor ponga un revelación poderosa en mi mente y mi corazón respecto de Su Voluntad para mi vida. Durante un tiempo prolongado he sido presa del miedo y la angustia, pido me ayude a superar esta situación, sople Su Espíritu como un viento recio sobre mi vida. Lléneme de fortaleza y valor para seguir adelante cada día. Úseme para llevar una palabra de esperanza para todos los que han sufrido un enfriamiento en su relación con usted, impáctenos con el fuego de Su Espíritu, infunda vida nuevamente a nuestros huesos secos. En Cristo Jesús. Amén.

LA DECISIÓN MÁS IMPORTANTE DE SU VIDA

Dios le ama, y entregó a su hijo Jesucristo en rescate por usted (Juan 3:16), a pesar que todos los seres humanos somos pecadores, y esto nos condena a la muerte eterna (Romanos 3:23). La consecuencia del pecado es la muerte, pero Dios le ofrece un regalo, la salvación por medio de Jesús (Romanos 6:23). Usted puede ser un hijo de Dios, recibiendo a Jesús como su Salvador, creyendo que murió por nuestros pecados (Juan 1:12), la forma de hacer esto, es confesar nuestros pecados a Él en oración. Él es fiel y justo, y le perdonará (1 Juan 1:9). No espere más, él está tocando la puerta de su corazón en este momento, para iniciar una relación personal con usted, que cambiará su eternidad (Apocalipsis 3:20) Reciba a Cristo como su Salvador hoy.