LLAMADOS A LA INTERCESIÓN
“Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo”. |
1 Timoteo 2:5-6 RVR |
“For there is one God and one Mediator between God and men, the Man Christ Jesus, who gave Himself a ransom for all, to be testified in due time”. |
1 Timothy 2:5-6 NKJV |
INTRODUCCIÓN
Luego de conocer a Jesucristo como Nuestro Salvador, y andar un poco por sus caminos, llegamos a comprender la increíble bendición que hemos recibido. A medida que crecemos en nuestra fe, también conocemos las oportunidades que tenemos para servirle. Una de esas oportunidades de servicio es la intercesión por las almas. Quizá a este momento de nuestro andar con Dios hemos practicado poco esta importante área de servicio. Es momento que resolvamos en nuestro corazón llevar el mensaje del evangelio a otras personas. Indaguemos que tiene que decirnos La Escritura al respecto.
ESTUDIO
El plan ideado por Dios para la salvación del hombre incluye a todas las personas y todas las naciones, sin ninguna forma de discriminación (1 Timoteo 2:4). Desde el momento en realizó su pacto con Abraham, tenía en mente la salvación de todo el género humano. De la misma manera, cuando somos llamados por Dios para compartir las Buenas Nuevas de salvación por medio de Su Hijo Jesucristo, también debemos mantener en mente que este precioso mensaje debe ser compartido con todas las personas, iniciando con nuestra familia y amigos seguramente, pero continuando con cada persona que podamos (Marcos 5:19).
Lo mejor que podemos hacer por cualquier persona es compartirle el mensaje del evangelio (1 Timoteo 2:3). Cuando una persona recibe a Cristo como su Salvador, ha cambiado una eternidad de sufrimiento, por una eternidad de gozo en la presencia del Rey de Reyes. Es algo tan bueno y valioso que debemos compartirlo lo más pronto posible con nuestros seres queridos. Otro motivo igualmente importante para hablar sobre Jesús, es lo agradable de esta acción para el corazón de Dios. ¿Puede usted imaginar el gozo en los cielos cuando una persona recibe a Cristo? Agrademos a Dios mediante nuestro servicio ganando almas (Lucas 15:7).
La oración es uno de los poderosos medios que Dios ha entregado a los creyentes para cumplir la importante misión de ganar almas (1 Timoteo 2:1). El Apóstol Pablo es muy detallista al describir la forma en que podemos hacer uso de la oración a favor de la salvación de las demás personas. Durante nuestros tiempos de intercesión por otros ponemos todo nuestro ser al servicio de Dios, rogando por la conversión, declarando las promesas de La Escritura, y gozando cada paso hacia Cristo. La Palabra nos exhorta a cumplir esta tarea, no pospongamos un servicio tan relevante en los cielos y en la tierra (Proverbios 11:30).
El evangelio es un mensaje de reconciliación (1 Timoteo 2:5). La palabra que se traduce como “mediador” en este versículo se refiere a una persona que se pone en medio de otros dos, que están separados por serias diferencias. El pecado nos ha separado de Dios, y solo por medio de la intervención de Jesucristo podemos reconciliarnos. Significa también “portavoz”, puesto que Dios se hizo hombre para servir de portavoz a sí mismo y acercarse a nosotros, ya que ningún esfuerzo originado en el hombre puede reconciliarlo con Dios. Finalmente, también significa “intercesor”, ya que es Jesús mismo el que intercede por nosotros en el cielo.
El sacrificio de Jesús en el calvario lo habilita como el único medio de salvación para hombre (1 Timoteo 2:6). Cuando estábamos perdidos en nuestros delitos y pecados, Jesús decidió iniciar una operación de rescate para salvarnos. Durante esta operación, Dios mismo hecho hombre entregó su vida en lugar de la nuestra. Nadie más podía hacer este sacrificio, puesto que todos los seres humanos hemos pecado. Solo un ser perfecto, sin pecado, podía pagar el precio de nuestra iniquidad. Solo Jesucristo es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza por nuestra redención (Apocalipsis 5:12).
Todo los creyentes hemos sido llamados a compartir el evangelio (1 Timoteo 2:7). De la misma manera en que Dios llamó al Apóstol Pablo para predicar el mensaje de Jesucristo a las naciones, cada uno de nosotros ha recibido la misión de ir por el mundo y hacer discípulos de Jesús (Mateo 28:19). Quizá nos parezca que eso es cosa de los ministros ordenados, de los reverendos, de los ancianos, de los concilios, de las autoridades de la iglesia… no es cierto. Todos los creyentes hemos sido llamados por Jesús para participar en esta misión. Despojémonos de toda idea que impide que cumplamos con la voluntad de Nuestro Señor.
CONCLUSIÓN
Sin importa nuestro pasado, sin preocuparnos por el lugar que ocupamos en una organización, y rechazando cualquier pensamiento negativo en nuestra mente, oremos por la salvación de las almas, oremos para que Dios revele a nuestros familiares y amigos la necesidad de Jesucristo en su vida. Olvidemos cualquier experiencia negativa anterior y clamemos por ellos (1 Timoteo 2:8). Jesús es el camino, la verdad y la vida, y nadie puede llegar al Padre si no es por medio de Él (Juan 14:6). Resolvamos con todo nuestro ser, de la misma manera que lo hizo Josué el conquistador, yo y mi casa serviremos al Señor (Josué 24:15).
ORACIÓN
Santo Señor, gracias por Su Palabra, y por haber llegado a vida, por recibirme como su hijo y cambiar mi eternidad. Ponga en mi corazón una fuerte carga por mis familiares y amigos, que aún no le conocen como Señor y Salvador. Permítales llegar al conocimiento de la verdad, permítales reconocer que solo a través de Jesús pueden reconciliarse con el Padre. Deme la fortaleza y la constancia para interceder por ellos, y que usted los libere de toda cadena que impide que lleguen a su presencia. Renuncio a todo pensamiento negativo que me evite cumplir con esta importante misión que usted me ha encomendado. En Jesús. Amén.
LA DECISIÓN MÁS IMPORTANTE DE SU VIDA
Dios le ama, y entregó a su hijo Jesucristo en rescate por usted (Juan 3:16), a pesar que todos los seres humanos somos pecadores, y esto nos condena a la muerte eterna (Romanos 3:23). La consecuencia del pecado es la muerte, pero Dios le ofrece un regalo, la salvación por medio de Jesús (Romanos 6:23). Usted puede ser un hijo de Dios, recibiendo a Jesús como su Salvador, creyendo en su nombre (Juan 1:12), la forma de hacer esto, es confesar nuestros pecados a él en oración; él es fiel y justo, le perdonará (1 Juan 1:9). No espere más, él está tocando la puerta de su corazón en este momento, para iniciar una relación personal con usted, que cambiará su eternidad (Apocalipsis 3:20) Reciba a Cristo como su Salvador hoy.