EL AMOR DE NUESTRO PADRE CELESTIAL
Como el padre se compadece de los hijos, Se compadece Jehová de los que le temen. |
Salmos 103:13 (RVR1960) |
The Lord is like a father to his children, tender and compassionate to those who fear him. |
Psalms 103:13 (NLT) |
INTRODUCCIÓN
En muy pocas palabras, esta porción de La Escritura nos hace referencia a varios conceptos importantes sobre la relación que nuestro Creador desea tener con nosotros. En primer lugar se identifica a sí mismo como un Padre. En segundo lugar expresa un sentimiento hacia nosotros, la compasión. Y finalmente nos informa que cierta forma de temor es crucial para el trato especial que desea tener con nosotros. Veamos en detalle cada uno de estos aspectos, y conozcamos más en profundidad la personalidad de Nuestro Señor.
ESTUDIO
Padre. Una de las formas en que Dios ha decido revelarse a nosotros es mediante la figura de un padre. Lo encontramos en diferentes partes de La Escritura. Por ejemplo cuando Dios hizo su pacto con David, le dijo que sería como un padre para su hijo Salomón (2 Samuel 7:13-15). En el Nuevo Testamento vemos frecuentemente la relación Padre e Hijo en las palabras de Jesús (Mateo 6:32 y Juan 15:9). Así también los cristianos de la primera iglesia se referían a Dios como un padre (Santiago 1:17).
El mismo ha decidido que mediante la fe en Jesús, adquirimos el derecho de ser llamados Hijos de Dios, nos ha hecho parte de su familia, ¡que privilegio tan grande nos ha dado! (Juan 1:12). Se ha mostrado accesible para nosotros en cualquier momento (Salmos 34:18), esto nos describe que la relación que desea tener con nosotros es de tipo familiar, personal e íntima. No es un Dios distante y ajeno a nuestras tribulaciones, es un Dios que escucha nuestro clamor (Salmo 145:18).
Compasión. La compasión es un sentimiento de pena, de ternura y de identificación ante los males de alguien. Es este sentimiento el que nace en el corazón de Nuestro Dios por nosotros, tiene compasión de nosotros por la multitud de sus misericordias (Lamentaciones 3:32). Para identificarse plenamente con nuestras aflicciones, decidió despojarse a sí mismo de su majestad, tomó la forma de un siervo, de un frágil ser humano. En la persona de Jesús experimento todo el sufrimiento que vivimos los hombres (Filipenses 2:5-8).
Ternura. La compasión también se manifiesta mediante la ternura, es decir aquel sentimiento ante las personas que se consideran merecedoras de un amor o un cariño puro y gratuito, por su dulzura, debilidad o delicadeza. Así es como nos ve nuestro Padre Celestial, nos considera merecedores de la más alta estima. Sin que nosotros hayamos hecho algún mérito para ser dignos de su inagotable amor, ha decidido ser misericordioso con nosotros, a pesar de nuestros innumerables delitos y transgresiones (Jeremías 31:3).
Temor. En la frase “de los que le temen”, la palabra “temen” tiene dos acepciones. La primera se refiere a un sentimiento de temor o miedo que puede experimentarse ante alguien de quien somos deudores, y tiene el derecho de presentar un reclamo. La segunda se refiere a una forma de temor reverente, como cuando nos sometemos voluntariamente de una persona en una posición de autoridad. Se usa de forma muy amplia en el libro de los salmos para caracterizar nuestra relación con Dios (Salmos 22:23).
De manera que en ambos sentidos puede ayudarnos a comprender un poco mejor como debemos guiar nuestra dependencia del Dios Eterno. Somos deudores, somos pecadores, por tanto está en el pleno derecho de ejecutar justicia sobre nosotros (Romanos 8:12-13). Pero ha decido ser misericordioso con nosotros, y en lugar de ejecutar la sentencia de muerte como consecuencia de nuestra desobediencia, decidió entregarnos gratuitamente el regalo de la vida eterna, pagando el mismo por nuestros pecados (Romanos 6:23).
Honra. El temor reverente que mencionamos antes, también puede expresarse como honra, es decir una demostración de aprecio que se hace de alguien por su virtud y mérito. Esto debería ser nuestra respuesta natural al darnos cuenta de la magnífica obra de amor que Dios ha hecho por nosotros, no solo por habernos perdonado luego de nuestra ofensas, sino por habernos tenido como dignos de formar parte de su propia familia (1 Juan 3:1). Nos ha hecho herederos suyos y coherederos con Cristo (Romanos 8:17).
CONCLUSIÓN
Dios ha decidido que su relación con nosotros, su creación, sea una relación familiar. Donde el dio el primer paso al expresarnos su amor por medio de la compasión y la ternura, identificándose él mismo con nuestras luchas, y enfatizando nuestra posición de hijos y herederos suyos, junto a Cristo. Tal muestra de misericordia debe provocar en nosotros una inmensa gratitud, debido al reconocimiento que no somos dignos de tal honor. Vivamos de tal forma que honremos a quien entregó su propia vida en rescate por nosotros (Mateo 20:28).
ORACIÓN
Santo Señor, gracias por Su Palabra, y por darnos la oportunidad de disfrutarla. Ayúdenos a comprender con mayor claridad qué tipo de relación desea usted tener con nosotros. Permítanos entender la magnitud del amor que ha expresado por nosotros y responder con una vida digna del gran honor que nos ha conferido, al recibirnos como parte de su familia. Llénenos con su Espíritu Santo para testificar con poder de sus maravillas. En el nombre de su hijo amado Cristo Jesús. Amen.
LA DECISIÓN MÁS IMPORTANTE DE SU VIDA
Dios le ama, y entregó a su hijo Jesucristo en rescate por usted (Juan 3:16), a pesar que todos los seres humanos somos pecadores, y esto nos condena a la muerte eterna (Romanos 3:23). La consecuencia del pecado es la muerte, pero Dios le ofrece un regalo, la salvación por medio de Jesús (Romanos 6:23). Usted puede ser un hijo de Dios, recibiendo a Jesús como su Salvador, creyendo en su nombre (Juan 1:12), la forma de hacer esto, es confesar nuestros pecados a él en oración; él es fiel y justo, le perdonará (1 Juan 1:9). No espere más, él está tocando la puerta de su corazón en este momento, para iniciar una relación personal con usted, que cambiará su eternidad (Apocalipsis 3:20) Reciba a Cristo como su Salvador hoy.