JESÚS EL MEJOR REGALO (LUCAS 2:1-28)
INTRODUCCIÓN
El nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, es el regalo más valioso que ha recibido la humanidad. Su nacimiento y ministerio fue descrito por los autores bíblicos en diversas oportunidades en La Ley y Los Profetas. Se escribieron más de trescientas profecías que se cumplen en la persona del Señor Jesucristo. Pero lo más importante sobre el nacimiento de Jesús, está relacionado con la sentencia de muerte eterna dictada para los hombres, debido al pecado.
Gracias a él y su sacrificio en la cruz del calvario, tenemos acceso a la vida eterna, y esto es el regalo más valioso de Dios a la humanidad (Romanos 6:23). Recorramos la escritura para ver más detalles de este maravilloso acontecimiento, y otros regalos espirituales que nos han sido otorgados por medio de Jesús, así llenos de asombro podamos confesar con nuestra boca que Jesús es el Señor y ser salvos (Romanos 10:9).
ESTUDIO
1. (v1-5) El regalo prometido. Tal como se había profetizado en el Antiguo Testamento, Jesús era descendiente del Rey David, tanto desde el punto de vista de su padre adoptivo José, descendiente de Salomón, hijo de David (Mateo 1:6); como desde el punto de vista de su madre María, descendiente de Natán, hijo de David (Lucas 3:31). Cuando las personas llamaban a Jesús, Hijo de David, estaban reconociéndolo como el Mesías prometido (Ezequiel 37:25). Reconozcamos también nosotros a Jesús como Nuestro Salvador, el cordero que quita el pecado del mundo (Juan 1:29).
2. (v6-7) El regalo de la humildad. Dios se hizo hombre, dejo toda la majestad de su gloria en el cielo, para nacer como un ser humano, y no solo eso, sino que también decidió nacer en un lugar sencillo, en el establo de una casa, donde su primera cuna fue un pesebre, el lugar destinado para alimentar a las bestias. Desde su nacimiento Jesús nos brindo una lección importante de humildad y obediencia (Filipenses 2:5-8), rindámonos nosotros también a él, con ese mismo sentir que hubo en Cristo (Efesios 5:2).
3. (v8-12) El regalo de la alegría. El nacimiento de Jesús fue un hecho espectacular, tenía que darse a conocer de una forma espectacular. El ángel dijo a los pastores que era una noticia de gran gozo para todo el pueblo, el nacimiento del Redentor (Consolador) de Israel había sucedido, y toda la tierra se llenó de alegría por eso (Isaías 44:23). Dios mismo se declara su Salvador, como una expresión de su gran amor por la nación de Israel (Isaías 43:3-4). Y ahora esa salvación también es para nosotros, por cuanto nos ha hecho un solo pueblo en Cristo (Gálatas 3:28).
4. (v13-14) El regalo de la paz. No solamente la creación en la tierra se gozaba por el nacimiento de Jesús, también la creación en el cielo se gozaba por este maravilloso suceso. Los ángeles dieron alabanza a Dios por conceder este estupendo regalo a la humanidad. Demostró su buena voluntad para los seres humanos, y nos recordó otro de los títulos de nuestro Señor Jesucristo, Príncipe de Paz (Isaías 9:6). Rogamos a nuestro Señor que nos llene de esa magnífica paz que sobre pasa todo entendimiento (Filipenses 4:7).
5. (v15-20) El regalo de la alabanza. Aquellos sencillos pastores, cansados y desvelados, en algún remoto campo de aquella región, tuvieron el grandioso privilegio de observar como los cielos y la tierra se gozaban por el nacimiento de Jesús, y olvidaron el cansancio, el sueño, la distancia, y se apresuraron a ir a la ciudad, para buscar a un recién nacido, del que habían escuchado tantas maravillas, tenía la oportunidad de ser testigos presenciales del cumplimiento de las promesas para Israel, y no estaban dispuestos a perdérselo. Como ellos, corramos para buscar a Jesús, y ser testigos del inmenso amor de Dios por la humanidad (Juan 3:16).
6. (v21-24) El regalo de una familia creyente. Las personas que Dios dispuso para formar el hogar terrenal de Jesús, cumplieron plenamente sus responsabilidades espirituales, cumplieron con el mandamiento de la circuncisión, lo llevaron al templo para presentarlo al Señor y entregaron la ofrenda por su nacimiento.
Así pues, todos los padres debemos ocuparnos de sus necesidades espirituales de nuestros hijos, de la misma manera en que nos ocupamos de sus necesidades físicas, es nuestra responsabilidad instruirlos (Proverbios 22:6) y buscar los medios para que tengan un encuentro personal con Jesús. Jesús fue un niño al que sus padres llevaban a la iglesia, aprendió a amar a Dios no solo por su divinidad, sino porque tuvo padres que también amaban a Dios.
7. (v25-35) El regalo de la luz y la gloria. Dios le había mostrado a este hombre Simeón, que tendría el privilegio de ver con sus propios ojos al niño que salvaría al mundo. ¡Qué gran honor! La escritura describe a este hombre como justo y piadoso, y no podemos tomar a la ligera estas cualidades. Anhelaba poder ser testigo del maravilloso plan de Dios para salvar la humanidad. Sabía que el Mesías traería luz a todas las naciones (Isaías 42:6-7), y que sería gloria para la nación de Israel (Miqueas 5:2).
Cuando Miqueas dice que: “sus salidas son desde el principio”, se refiere a que “sus orígenes se remontan hasta la antigüedad”.
8. (v36-38) El regalo del evangelio. Una anciana viuda de ochenta y cuatro años, también recibió el maravilloso regalo de conocer al redentor de la humanidad. Estaba constantemente en el tempo, sirviendo de noche y de día, ayuna y oraba, se mantenía en una estrecha comunión con Dios. También fue testigo de la presentación de Jesús en el templo, y estaba tremendamente agradecida con Dios por permitirle ver este acontecimiento tan importante. No podía contener su emoción y se lo contaba a todos. Los cristianos hemos sido testigos de la llegada del Rey de Israel a este mundo y a nuestros corazones, la emoción debe hacernos compartir esta extraordinaria historia con todo el mundo.
CONCLUSIÓN
Gracias a la maravillosa Palabra de Dios, hemos aprendido sobre una gran cantidad de regalos que Dios ha otorgado a la humanidad, por medio del nacimiento de Jesús. Es un regalo prometido desde tiempos antiguos, nos ha enseñado humildad y obediencia, llena nuestro corazón de alegría, nos otorga una paz que sobre pasa todo entendimiento, nos provoca a exclamar alabanza, hace nacer en nuestros corazones un profundo agradecimiento por nuestra familia terrenal y espiritual, trae la luz del conocimiento de Dios a nuestra vida, nos bendice con la gloria de ser hechos hijos de Dios, y nos motiva a compartir este extraordinario regalo con otras personas. Santo Señor, gracias por todos estos estupendos regalos, por la gracia y la misericordia que ha mostrado conmigo, permítame el privilegio de compartir este tesoro con otros, en Jesús, amen.
LA DECISIÓN MÁS IMPORTANTE DE SU VIDA
Dios le ama, y entregó a su hijo Jesucristo en rescate por usted (Juan 3:16), a pesar que todos los seres humanos somos pecadores, y esto nos condena a la muerte eterna (Romanos 3:23). La consecuencia del pecado es la muerte, pero Dios le ofrece un regalo, la salvación por medio de Jesús (Romanos 6:23). Usted puede ser un hijo de Dios, recibiendo a Jesús como su Salvador, creyendo en su nombre (Juan 1:12), la forma de hacer esto, es confesar nuestros pecados a él en oración; él es fiel y justo, le perdonará (1 Juan 1:9). No espere más, él está tocando la puerta de su corazón en este momento, para iniciar una relación personal con usted, que cambiará su eternidad (Apocalipsis 3:20) Reciba a Cristo como su Salvador hoy.