NADA ME FALTARÁ (Salmo 23)
INTRODUCCIÓN
En ocasiones los hijos de Dios
tenemos que pasar por desiertos, momentos de necesidades físicas como el
alimento o la salud, emocionales como el amor y la aceptación, o espirituales
como la salvación y la regeneración. Pero podemos experimentar gran fortaleza y
llenarnos de fe cuando sabemos, que a pesar de las circunstancias que la vida
presenta, tenemos un pastor bueno que esta interesado en nuestro bienestar, y
nos llevará a pastos verdes, donde habrá descanso y provisión todos los días.
ESTUDIO
1.
Jehová es mi pastor; nada me faltará.
Esta hermosa declaración al inicio del salmo del pastor, llena de tranquilidad
el corazón de los creyentes a lo largo del mundo. Nuestro Señor Jesucristo
declaró que mientras estemos en este mundo tendremos aflicciones (Juan 16:33),
pero inmediatamente nos recuerda que él es mas poderoso que esas aflicciones. Nos
recuerda que él las ha vencido con el poder de Su Palabra. Cuando su corazón
esté a punto de desfallecer, recuerde esta palabra que viene directamente de
nuestro Padre Celestial, Él es Nuestro Pastor. Aquellos que hemos recibido a
Jesús como Nuestro Salvador, somos sus ovejas. Siempre que estemos bajo su
cuidado, nada faltará. Con gusto quiero enfatizar en la palabra que uso nuestro
Señor en esta declaración: Nada. Ninguna cosa que sea necesaria hará falta, Él
es nuestro proveedor (2 Corintios 9:10) y nuestro protector (Salmo 121:5).
2.
En lugares de delicados pastos me
hará descansar. Dios es bueno, y siempre buscará lo mejor para sus
hijos. Él puede brindarnos un lugar para descansar de todas nuestras
aflicciones. Un espacio físico o espiritual en que nuestro corazón encuentre
reposo. Suave, acogedor, fresco, donde podemos liberarnos de las pesadas cargas
de la vida (Mateo 11:29), es la misma presencia de Dios con nosotros, sin
importar el lugar donde estemos. Junto a aguas de reposo me pastoreará.
Ese lugar de descanso para nuestro corazón, también es un lugar de provisión,
donde el Señor pone a nuestra disposición el agua de la vida. Su Palabra es esa
agua de vida que refresca nuestro espíritu, nos purifica, y nos llena de
energía para seguir el camino (Juan 7:37).
3.
Confortará mi alma. Dios
conoce de lo que tenemos necesidad, conoce nuestros más profundos sentimientos.
Cuando estamos desanimados desea llenarnos de aliento. Cuando estamos cansados
desea darnos descanso. Solo debemos quitar todo el ruido de nuestra alma, que
evita que escuchemos sus suaves arrullos. Me guiará por sendas de justicia por amor de
su nombre. Hemos sido creados para el deleite del Señor, y no hay nada
que lo alegre más que nuestra obediencia, que andemos por el camino derecho. Hemos
sido creados para buenas obras (Efesios 2:10), para caminar en justicia. No
perdamos el tiempo en truhanerías que no sirven para nada.
4.
Aunque ande en valle de sombra de
muerte. Cuando las situaciones de este mundo, la carne o el mismo
Satanás, arremeten contra los hijos de Dios, podemos experimentar una sensación
de caer en un agujero profundo, donde parece que no hay salida, la depresión
puede hacerse presente, y hasta podemos llegar a pensar que nuestra vida no
tiene sentido, y la sombra de la muerte parece que nos cubre. No temeré mal alguno. Pero el
creyente, a pesar de estos sentimientos, que son naturales a los seres humanos,
puede llenar su corazón de coraje, arremeter con valor, y pronunciar con
autoridad, que nuestro Dios ha vencido a la misma muerte, y no tenemos nada que
temer (Juan 10:17). Porque tú estarás conmigo. Pero esta firme convicción solo
puede proceder de una relación íntima y personal con Dios, donde conozcamos su
carácter y su voluntad, en que podamos experimentar su presencia como un
poderoso gigante (Jeremías 20:11). Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
Como todo pastor, nuestro Señor tiene herramientas para brindarnos su cuidado,
una vara para arremeter contra toda bestia que se atreva a poner en peligro la
vida de sus ovejas, un brazo fuerte (Deuteronomio 26:8), y un cayado para
acercarnos amorosamente a Él cuando necesitemos de su consuelo, sin descuidarse
un tan solo segundo de nosotros (Salmo 121:4).
5.
Aderezas mesa delante de mí en
presencia de mis angustiadores. La protección y provisión del Señor se
vuelve evidente para las personas a nuestro alrededor, incluso para nuestros
detractores, Él no tiene ningún inconveniente en avergonzar a los orgullosos
(Salmo 18:27), pero debemos cuidar de no llenar nuestro corazón de venganza,
eso esta solo en sus manos (Deuteronomio 32:35). Unges mi cabeza con aceite.
Los reyes eran ungidos con aceite (1 Samuel 16:13) era una forma de mostrar que
Dios los había elegido para una misión especial y que su Espíritu Santo estaría
en ellos, por tanto denota un lugar privilegiado y exclusivo para sus hijos ; es
una forma también de simbolizar el bautismo en el Espíritu Santo que fue
otorgado a la iglesia años después (Hechos 2:2-4), que capacita al creyente
para cumplir eficazmente la tarea que nos ha encomendado de predicar el
evangelio a todo el mundo, haciendo uso de señales de Su Poder (Marcos
16:17-18). Mi copa está rebosando. Cuando nuestro Señor decide bendecir,
lo hace de forma extraordinaria, con gran abundancia, mucho más de lo que pedimos
o entendemos (Efesios 3:20), en sus manos están todas las cosas, y Él siempre
esta en control, nos anima a pedir para recibir (Mateo 7:7).
6.
Ciertamente el bien y la
misericordia me seguirán todos los días de mi vida. Este versículo
en un preciosa conclusión para todo el argumento presentado en este salmo,
afirma categóricamente que en la vida de los creyentes hay bien y misericordia,
tenemos un Dios bueno y actúa bondadosamente con nosotros, y cuando cometemos
errores, es misericordioso para perdonarnos, Él no esta molesto con nosotros,
aborrece el pecado (Josué 24:19), pero ama al pecador (Romanos 5:8). Y en
la casa de Jehová moraré por largos días. Ante tal declaración de amor
de nuestro Pastor, es natural que en nuestro corazón haya un profundo deseo de
pasar tiempo en su presencia, conocerle más íntimamente, escuchar su voz,
disfrutar de su compañía todos los días, el Rey David escribió que prefería un
día en la presencia del Señor, que mil lejos de Él (Salmo 84:10).
CONCLUSIÓN
Cuando Dios es nuestro pastor,
podemos tener plena certeza que nada nos hará falta. Aquello que necesitamos
para suplir nuestras necesidades físicas, emocionales y espirituales será
provisto nuestro pastor. Cuando estemos pasando por momentos de dificultad,
puede llenarnos de valor, ayudándonos a caminar por el camino derecho para que
seamos gloria para su nombre. Las presiones del mundo, la carne y el pecado
pueden llevarnos a gran desconsuelo, pero nuestro pastor puede librarnos del
miedo, permaneciendo junto a nosotros, defendiéndonos y consolándonos. Traerá
gran provisión a nuestra vida, que abundará y sobrará. No tendremos la menor duda
que Dios es bueno con nosotros, y esta dispuesto a perdonar nuestros pecados y
limpiarnos de toda maldad.
LA DECISIÓN MÁS IMPORTANTE DE SU VIDA
Dios le ama, y entregó a su hijo Jesucristo es rescate por usted (Juan 3:16). A pesar que todos los seres humanos somos pecadores, y esto nos condena a la muerte eterna (Romanos 3:23). La consecuencia del pecado es la muerte, pero Dios le ofrece un regalo, la salvación por medio de Jesús (Romanos 6:23). Usted puede ser un hijo de Dios, recibiendo a Jesús como su salvador, creyendo en su nombre (Juan 1:12). La forma de hacer esto, es confesar nuestros pecados a él en oración, y él que es fiel y justo, le perdonará (1 Juan 1:9). No espere más, él esta tocando la puerta de su corazón en este momento para iniciar una relación personal con usted, que cambiará su eternidad (Apocalipsis 3:20). Recíbalo como su Salvador hoy.